Desde los orígenes de nuestra especie, el movimiento ha sido un aspecto central en nuestras vidas. Sin embargo, las condiciones en las que crecen los niños hoy han cambiado mucho desde los tiempos antiguos. Hemos pasado de correr y jugar todo el día, a criarnos en ciudades, con actividades organizadas en horarios y limitadas posibilidades de juego libre y actividad motora.
Los adultos estamos de acuerdo en que las personas, y especialmente los niños, necesitan actividad física, porque es un aspecto central para favorecer la salud. Pero, ¿entendemos realmente que el movimiento cumple además un rol fundamental en el desarrollo de conexiones neuronales y de las funciones ejecutivas superiores?
En las últimas décadas, los estudios han probado una estrecha relación entre las habilidades motoras gruesas y el aprendizaje cognitivo. Los investigadores sostienen que esto se debe a que la principal región del cerebro responsable del movimiento, el cerebelo, también está conectado con nuestro procesamiento de habilidades cognitivas. Esto significa que cuando los niños usan su cerebro para realizar movimientos físicos, también están ejercitando y desarrollando muchas de las mismas vías neuronales que sirven al rendimiento cognitivo y viceversa.
La importancia del desarrollo motriz es tal, que se ha constatado que muchas de las dificultades sociales y de aprendizaje tienen su origen en un desarrollo incompleto del movimiento y/o de la integración sensorial en una etapa anterior. Para ilustrar, estudios han encontrado que el movimiento contralateral del gateo propicia la madurez cerebral necesaria para el desarrollo posterior de la lectoescritura. Por otra parte, se ha visto que los juegos que estimulan el movimiento del oído interno, como el balanceo y el salto, ambos relacionados con el equilibrio, tienen gran importancia para el sistema de atención, que es esencial para el aprendizaje.
Para favorecer la maduración integral de los niños mediante la vía sensorio-motora, La Redonda ofrece un espacio amplio donde se implementa la psicomotricidad relacional, una práctica que se desarrolla en sesiones sistemáticas que invitan al juego espontáneo y la expresión motriz, acompañadas por un guía que asume el rol de mediador y establece un encuadre que aporta seguridad a los niños y permite su autonomía.
Para más información:
https://marillac.edu.ec/component/k2/item/687-la-importancia-del-movimiento-en-el-desarrollo-del-aprendizaje
https://hemisferios.eu/es/2019/05/19/la-psicomotricidad-relacional/